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Las escuelas colaboran con Response para enseñar sobre el consentimiento y prevenir la violencia sexual

Response Advocacy Manager Hannah Horn teaches Aspen High School students about the dangers of “sextortion,” which involves blackmailing someone using, or threatening to use, sexual images of them. In the age of smartphones and social media, Response has updated its lessons for older students to include topics such as sexting and online bullying.
Eleanor Bennett
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Aspen Journalism y Aspen Public Radio
Hannah Horn, de Response, enseña a los alumnos de Aspen High School sobre los peligros de la “sextorsión”, que consiste en chantajear a alguien utilizando o amenazando con utilizar imágenes sexuales de esa persona. En la era de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, Response ha actualizado sus lecciones para alumnos de más edad con el fin de incluir temas como el sexting y el acoso en línea.

You can find an English-language version of this story here.

Millones de personas en Estados Unidos sufren violencia doméstica y sexual cada año, incluidos niños y adolescentes, y estos abusos a menudo comienzan en internet.

Para ayudar a prevenir que las personas se conviertan en víctimas y agresores, la organización sin fines de lucro Response, ubicada en Basalt, colabora con escuelas locales para enseñar a los estudiantes sobre el consentimiento y las relaciones saludables en la era de los teléfonos inteligentes y las redes sociales.

Esta organización que trabaja principalmente con supervivientes de abusos y recientemente abrió un nuevo refugio en Basalt, comenzó a ofrecer un programa educativo en 2004. Cuando Shannon Meyer se convirtió en directora ejecutiva de Response en 2017, ayudó a ampliar el programa e integrarlo en la misión de la organización sin fines de lucro. En la actualidad, Response colabora con escuelas desde kínder hasta el grado 12 de Aspen y Basalt, así como con la Colorado Rocky Mountain School de Carbondale.

“Trabajamos con nuestra comunidad para poner fin al abuso doméstico y sexual, y eso abarca nuestro programa educativo y nuestra labor de divulgación en la comunidad, adelantándonos realmente al abuso e intentando detenerlo antes de que comience”, afirma Meyer. “Y, obviamente, el lugar más importante para hacer ese trabajo es con nuestros jóvenes”.

A principios de mayo, miembros del personal de Response visitaron varias clases de salud para alumnos de primer año en la Aspen High School.

Mientras los alumnos de noveno curso cursan una asignatura semestral de salud y bienestar que abarca diversos temas, desde drogas hasta gestión del estrés, Response impartió un taller de dos días sobre temas como el consentimiento y la violencia sexual, que se basó en lo que los alumnos ya habían aprendido sobre sexualidad y relaciones.

“¿Alguien puede decirme qué es el consentimiento?”, preguntó Alex Akins, de Response.

“¿Es como pedir permiso?”, se atrevió a responder un alumno.

“Sí, pedir permiso. Podemos pedir permiso en muchos contextos diferentes, pero estamos hablando del consentimiento en el ámbito de las relaciones. Por ejemplo, pedir permiso antes de mantener relaciones sexuales cuando se está en una relación”, explicó Akins. “¿Por qué creen que es importante el consentimiento?”.

“Para que ambas personas se sientan seguras en cualquier situación en la que se encuentren”, respondió un estudiante.

“Y fue su elección, no algo forzado”, añadió otro estudiante.

Tras revisar un marco para ayudar a los estudiantes a reconocer cómo es dar el consentimiento pleno y mostrar un video educativo sobre el tema, Hannah Horn, de Response, preguntó a la clase si estaban familiarizados con los términos “cultura de la violencia sexual” o “cultura de la violación”.

“Es como normalizar la idea de la violación y suavizarla para que no parezca tan grave como realmente es”, dijo un estudiante.

An educational slide from Response’s presentation to Aspen High School students on May 8 shows how cultural influences and systems of oppression feed into sexual violence — with concepts such as sexism, ableism and homophobia listed at the bottom of a pyramid. Although sexual assault and violence can happen to anyone, people with marginalized identities often have a greater risk of experiencing sexual violence.
Eleanor Bennett
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Cortesía de Response
Una diapositiva educativa de la presentación de Response a los estudiantes de la Aspen High School el 8 de mayo muestra cómo las influencias culturales y los sistemas de opresión alimentan la violencia sexual, con conceptos como sexismo, discriminación por discapacidad y homofobia que se indican en la base de una pirámide. Aunque la agresión y la violencia sexual pueden ocurrirle a cualquier persona, las personas con identidades marginadas suelen correr un mayor riesgo de sufrir violencia sexual.

A continuación, Horn mostró una diapositiva con un diagrama piramidal que ilustraba cómo las influencias culturales y los sistemas de opresión alimentan la violencia sexual, con conceptos como el sexismo, la discriminación por discapacidad y la homofobia indicados en la parte inferior.

“¿Y por qué creen que éstas están aquí, en la base de la pirámide, como los cimientos?”, preguntó Horn a la clase.

“Cuando no ves a las personas que están ahí como personas reales, sientes que tienes derecho a imponerte sobre ellas”, respondió un alumno.

Alex Akins, who is a data manager with Response, teaches a freshman health class at Aspen High School about the “FRIES: Freely Given, Reversible, Informed, Enthusiastic, Specific” framework for giving and receiving full consent. The nonprofit, which works with survivors of domestic and sexual abuse, has been running an education program in local schools since 2004.
Eleanor Bennett
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Aspen Journalism y Aspen Public Radio
Alex Akins, miembro de Response, imparte una clase de salud para alumnos de primer año en el Aspen High School sobre el marco “FRIES: Freely Given, Reversible, Informed, Enthusiastic, Specific” (Libremente dado, reversible, informado, entusiasta, específico) para dar y recibir consentimiento pleno. Esta organización sin fines de lucro, que trabaja con supervivientes de abusos domésticos y sexuales, lleva desde 2004 impartiendo un programa educativo en escuelas locales.

Énfasis adecuado a la edad

Aunque los profesores de Response y del distrito escolar de Aspen no hablan de la cultura de la violación ni de la culpabilización de las víctimas con los alumnos más jóvenes, sí tienen un plan de estudios que comienza en la escuela primaria e incluye conversaciones sobre la autonomía corporal y el respeto de los límites, como pedir permiso antes de dar un abrazo a alguien.

“Se trata más bien de aprender que ‘este es mi espacio personal’ y cómo se manifiesta, o el consentimiento en niveles muy básicos, como cómo practicarlo en las amistades o en la vida cotidiana”, explica Horn. “Y luego avanzamos poco a poco hacia el acoso (bullying) en línea, y cuando llegamos a la preparatoria, se tratan temas como la violencia en las relaciones entre adolescentes”.

Horn, de 33 años, creció en el valle de Roaring Fork y desearía haber recibido este tipo de educación en la escuela.

“Recuerdo cuando estaba en la preparatoria y lo mucho que lo necesitaba, porque no tenía ni idea de cuáles eran los límites hasta mediados o finales de cuando tenía veinte años, lo cual es aterrador”, dijo Horn. Proporcionar a los estudiantes información que considero habría sido beneficiosa para mí en esa etapa de mi vida es fundamental.

Maya Khan-Farooqi, estudiante de primer año de Aspen High, agradece que las conversaciones básicas sobre el consentimiento comenzaran temprano en su educación.

“No se puede no decir nada a un niño y luego esperar que, en cuanto llega a noveno grado, sepa todo de golpe”, afirma.

Aspen High School freshmen Maya Khan-Farooqi, left, and Suki Manuel stand at the front of their health and wellness class on May 8. Khan-Farooqi and Manuel appreciate that basic education regarding consent starts early in school.
Eleanor Bennett
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Aspen Journalism y Aspen Public Radio
Las alumnas de primer año de la Aspen High School, Maya Khan-Farooqi, a la izquierda, y Suki Manuel, a la derecha, están de pie al frente de su clase de salud y bienestar el 8 de mayo. Khan-Farooqi y Manuel aprecian que la educación básica sobre el consentimiento comience temprano en la escuela.

En la era de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, Response ha actualizado sus lecciones para los alumnos mayores con temas como el sexting y la “sextorsión”, que consiste en chantajear a alguien utilizando o amenazando con utilizar imágenes sexuales de esa persona.

“Incluso a través de Snapchat, puedes conocer a mucha gente nueva que no conoces realmente, y ellos pueden empezar a pedirte cosas inapropiadas, por lo que es importante que se nos eduque sobre conceptos como el consentimiento y el establecimiento de límites”, afirma Suki Manuel, estudiante de primer año en Aspen High.

Manuel y Khan-Farooqi coinciden en que normalizar las conversaciones sobre consentimiento y abuso permite que los estudiantes se sientan más cómodos al expresar cuándo se sienten inseguros o incluso al denunciar situaciones de agresión.

“Hablando con todas mis amigas, todas tenemos alguna historia de algún chico que se comportó de forma extraña con nosotras, o de algo que nos dio miedo, ya sabes”, dijo Khan-Farooqi. “Y me pregunto cuántas personas no se lo cuentan a nadie”.

En la última Encuesta sobre la salud de los niños de Colorado, realizada a más de 400 estudiantes de Aspen High, el 2.7 % informó haber sido obligado físicamente a mantener relaciones sexuales con alguien, el 10.6 % informó haber tenido una experiencia sexual en la que no estaba seguro de haber dado su pleno consentimiento y el 15.6 % informó haber mantenido relaciones sexuales bajo los efectos de alcohol o drogas.

Aunque el porcentaje de alumnas que declararon haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales (3.3 %) fue superior al de los alumnos (1.4 %), el personal de Response dejó claro que personas de todos los géneros sufren abusos. Según las estadísticas nacionales de la Encuesta Nacional sobre Violencia Sexual y de Pareja Intima de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de la mitad de las mujeres y casi uno de cada tres hombres han sufrido violencia sexual con contacto físico.

Durante la clase, los estudiantes también aprendieron sobre recursos como Safe2Tell, una plataforma de denuncia anónima para estudiantes de Colorado que están preocupados por su seguridad o la de otros, y Take It Down, un servicio gratuito que puede ayudar a las personas a eliminar imágenes sexualmente explícitas de sí mismas compartidas en línea.

“Puede que haya algunos estudiantes que piensen: ‘Oh, nunca voy a usar Take It Down” o “Nunca voy a denunciar nada a Safe2Tell’, pero si, de toda nuestra clase de 25 estudiantes, uno de nosotros dice: ‘Está bien, voy a recordar este sitio y, si alguna vez tengo un problema, lo voy a usar’, entonces habrá valido la pena”, dijo Khan-Farooqi.

Aspen High School freshmen learn about consent, healthy relationships and sexual violence during a two-day workshop with the local nonprofit agency Response. Colorado is one of 22 states that do not mandate sex education, but if a school district decides to offer it, the state requires curriculum to meet specific standards, including medical accuracy, age appropriateness and cultural sensitivity.
Eleanor Bennett
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Los alumnos de primer año de Aspen High School aprenden sobre consentimiento, relaciones saludables y violencia sexual durante un taller de dos días con la agencia local sin fines de lucro Response. Colorado es uno de los 22 estados que no obligan a impartir educación sexual, pero si un distrito escolar decide ofrecerla, el estado exige que el plan de estudios cumpla normas específicas, entre las que se incluyen precisión médica, adecuación a la edad y sensibilidad cultural.

Plan de estudios integral y guerras culturales

Colorado es uno de los 22 estados que, a principios del año escolar 2024-25, no exigen la educación sexual, pero si un distrito escolar decide ofrecerla, el estado exige que el plan de estudios cumpla con normas específicas, entre ellas precisión médica, adecuación a la edad y sensibilidad cultural.

Según el departamento de salud del estado, esta “educación integral sobre la sexualidad humana” ha tenido numerosos impactos positivos en Colorado, entre ellos la reducción del riesgo de agresiones sexuales en la universidad y de las tasas de infecciones de transmisión sexual y VIH, el retraso en el inicio de la actividad sexual de los jóvenes y la disminución de las denuncias de acoso entre los jóvenes LGBTQ+.

En cambio, las investigaciones de la Kaiser Family Foundation y la Columbia Mailman School of Public Health sugieren que los programas de abstinencia hasta el matrimonio son menos eficaces a la hora de lograr esos mismos resultados y, en algunos casos, estigmatizan o excluyen a muchos jóvenes y refuerzan estereotipos de género perjudiciales.

Sarah Socorro Hurtado, profesora adjunta de la Facultad de Educación Morgridge de la Universidad de Denver, investiga la violencia sexual en los campus.

Hurtado considera que el auge de la educación sexual integral y el abandono de los planes de estudios basados exclusivamente en la abstinencia forman parte de una tendencia más amplia que ha recibido críticas.

“Creo que se ha producido un cambio cultural en el que se presta mucha más atención a las agresiones sexuales, incluyendo el movimiento #MeToo y varios casos de famosos que han sido declarados culpables de agresión”, afirma Hurtado. “Pero creo que, al mismo tiempo, ha habido un pequeño retroceso: si dificultamos el acceso a anticonceptivos o al aborto, muchas escuelas y estados volverán a la educación basada exclusivamente en la abstinencia”.

Las preocupaciones más comunes de los padres que Hurtado observa en relación con la educación sexual integral están relacionadas con creencias religiosas y culturales que se manifiestan en forma de inquietudes por que los niños aprendan demasiado a una edad temprana o por la inclusión de temas LGBTQ+.

Ese fue el caso de algunos padres que presentaron una petición contra el nuevo plan de estudios de salud y educación sexual que adoptó hace dos años el distrito escolar de Roaring Fork.

Los distritos escolares de Roaring Fork y Aspen permiten a los padres revisar sus respectivos planes de estudios y excluir a sus hijos de los mismos si así lo desean.

“Se trata de mantener una comunicación abierta con los padres, de modo que si un padre tiene curiosidad por saber qué temas tratamos, es fácil compartir con él las lecciones que impartimos y los estándares estatales que seguimos”, explica Kate Korn, profesora de salud y bienestar en Aspen High. “Y creo que, una vez que tienes esas conversaciones con los padres, ellos dicen: “Ah, sí, tiene sentido”, o hay padres que deciden no participar, y eso también está bien”.

An educational slide from Basalt-based nonprofit Response shows statistics on sexual violence from the Centers for Disease Control and Prevention’s National Intimate Partner and Sexual Violence Survey. According to the survey, over half of women and almost 1 in 3 men have experienced sexual violence involving physical contact.
Eleanor Bennett
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Cortesía de Response
Una diapositiva educativa de la organización sin fines de lucro Response, ubicada en Basalt, muestra estadísticas sobre violencia sexual de la Encuesta Nacional sobre Violencia Sexual y de Pareja Íntima de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Según la encuesta, más de la mitad de las mujeres y casi uno de cada tres hombres han sufrido violencia sexual con contacto físico.

Como investigadora, Hurtado espera que más padres vean los beneficios de una educación sexual integral, incluida la prevención del abuso.

“Los niños que sufren abusos suelen ser víctimas de un familiar o de un amigo cercano de la familia”, afirma Hurtado. “Por eso, como madre, poder dar información a mis hijos, que puedan contarme cuando algo va mal y que confíen en su instinto, significa que están mejor preparados para no sufrir esto y tampoco causar este tipo de daño”.

Aunque Hurtado cree que es fundamental que los programas de educación sexual integral enseñen que las personas con identidades marginadas suelen correr un mayor riesgo de sufrir violencia sexual, también cree que es importante que los estudiantes comprendan que le puede pasar a cualquiera.

“Cuando limitamos la enseñanza sobre cómo puede ser una agresión, limitamos inherentemente la capacidad de las personas para pedir ayuda o buscar recursos si experimentan algo que no se ajusta a lo que han aprendido, ¿no?”, dijo Hurtado. “Si solo les decimos que la agresión ocurre de niños a niñas, un niño agredido por otro niño o por un hombre no entenderá lo que es una agresión y no recibirá la ayuda y recursos necesarios para detener esto y sanar”.

Por su parte, Meyer espera contratar más personal y ampliar la colaboración de Response con las escuelas locales en los próximos años.

“Mi sueño es contar con una persona que se especialice en nuestro programa educativo y que realmente pueda trabajar para que lleguemos a más escuelas y revisar y actualizar constantemente nuestro plan de estudios”, afirma Meyer. “Nuestros defensores, que son las mismas personas que trabajan con nuestros clientes todos los días, imparten el programa educativo y lo hacen muy bien, pero tienen un tiempo limitado”.

De vuelta al aula de Aspen High, los alumnos juegan a un juego similar al “Jeopardy” para repasar lo que han aprendido con Response durante los dos últimos días.

Khan-Farooqi se alegra de que se hayan profundizado en temas como el consentimiento y la violencia sexual para ayudarles a prepararse con herramientas que les permitan mantenerse a salvo y evitar que más personas se conviertan en víctimas o autores de abusos.

“Tenemos que proteger a las personas que ya han sufrido esto, pero también hay que impedir que siga ocurriendo y asegurarnos de que la gente sepa que no está bien en absoluto”, afirma Khan-Farooqi.

Esta noticia fue traducido en Español por Convey Language Solutions.

Eleanor is an award-winning journalist reporting on regional social justice issues in collaboration with Aspen Public Radio and Aspen Journalism. A life-long Roaring Fork Valley local, she previously was a reporter, podcast producer and Morning Edition host at Aspen Public Radio. Her stories have ranged from local protests against federal immigration crackdowns to creative efforts to solve the valley’s affordable housing challenge.