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"Al menos no estoy solo en esta batalla": Edwin encuentra compañerismo en el valle de Roaring Fork tras viajar a Venezuela

Edwin se prepara para reunirse con representantes de la organización de defensa latina Voces Unidas durante una evaluación de las necesidades de un grupo de inmigrantes sin vivienda en Carbondale el 5 de noviembre de 2023. Él forma parte de un grupo de más de 100 inmigrantes, en su mayoría venezolanos, que han llegado recientemente a Roaring Fork Valley.
Cortesía de Voces Unidas
Edwin se prepara para reunirse con representantes de la organización de defensa latina Voces Unidas durante una evaluación de las necesidades de un grupo de inmigrantes sin vivienda en Carbondale el 5 de noviembre de 2023. Él forma parte de un grupo de más de 100 inmigrantes, en su mayoría venezolanos, que han llegado recientemente a Roaring Fork Valley.

You can find an English-language version of this story here.

Más de un centenar de inmigrantes, en su mayoría procedentes de Venezuela, han llegado al valle de Roaring Fork en los últimos meses, en busca de oportunidades.

Muchos llegaron de Denver, donde el trabajo escaseaba y el espacio de los refugios era limitado.

Varios de esos recién llegados han elegido representar al grupo, entre ellos Edwin.

Él habló recientemente con las periodistas Halle Zander y Eleanor Bennett sobre sus dificultades económicas en Venezuela, su perseverancia para llegar a pie a Estados Unidos y la comunidad que ha encontrado en Carbondale.

Esta es la última historia de una serie de tres postales sonoras que se emiten esta semana.

Edwin habló en español por medio de intérpretes de Convey Language Solutions. Su relato a continuación fue editado para mayor claridad y longitud y posteriormente, regrabado en inglés con Bryan Álvarez-Terrazas.

La postal sonora fue producida por Halle Zander.

Edwin: A mí, por ejemplo, me gusto la agricultura. Esa es mi carrera, pero debido a que las cosas se pusieron difíciles, no teníamos plata para comprar los fertilizantes. Y incluso, cuando había sequía, vivíamos de los alimentos que venía de, pues, los campos. Cuando se secaban, se nos hacía muy difícil alimentarnos.

También soy ingeniero civil. Tuve que dejar mi carrera por un tiempito porque no teníamos suficiente, así que yo ganaba unos 100 dólares al mes legalmente, y eso no me alcanzaba para poder ayudar a mis abuelos y a mis padres. La realidad es que en Venezuela no me cubría la plata para mucho.

Mi abuelo está enfermo. Mi madre también está enferma. Y con 100 dólares, no me alcanzaba ni para los medicamentos. Y yo trabajaba de domingo a domingo, y ni con eso, podía resolver. Me puse muy triste y me di cuenta de que las cosas se me escapaban de las manos. Una noche me eché a llorar porque no podía. No puedo ayudar a mi familia. No puedo ayudar a mis enfermos. Así que decidí que tenía que irme.

Te soy sincero que el viaje no es fácil. No es una jornada fácil. Sabes, por ejemplo, yo salí con 100 dólares y se me acabo la plata para cuando llegué a Colombia. Estuve trabajando en un mercado descargando cosas, durmiendo en la calle. Los mismos trabajadores me daban la comida hasta que conseguí el dinero suficiente para montarme en una lancha y empezar la travesía por la selva.

Luego de la selva, tuvimos que quedarnos en Panamá. La ONU nos tuvo que ayudar con un pasaje a Costa Rica, y luego en Nicaragua, nos ayudaron un poco. Honduras nos ayudó. Guatemala nos ayudaron.

Por Río Bravo, el río. Incluso, Casi me ahogue.

Bueno, eran como las dos de la mañana, sabes, para llegar a El Paso y cruzar el río. Y decían que había cocodrilos. Tal vez no había.

Y pagamos a un muchacho que vive en México. Le [dimos] tres teléfonos que quedaban para que nos guiara en el camino y él se metió antes. Y yo le dije: "¿Por qué no vas tú delante? Yo veo el camino y te sigo". Y así, él se montó un niño sobre sus hombros, y yo me monte otro.

Cuando íbamos a meter camino, se lanzan unas gentes con el desespero de pasar. Y ya a mitad del paso, el agua estaba por encima de ellos. Cuando veo que se están ahogando las personas, sabes, me agarré con una mano al niño y con la otra fue a ayudarlos. Pero con el mismo desespero, se me zumbaron encima y saltaron sobre mí. Y realmente no me podía defender porque si soltaba al niño, se ahogaba.

Así que yo estaba como flotando y ellos montados arriba de mí porque no tenía fuerzas. ¿Cómo iba a mover a cinco personas con todo eso? Y cuando íbamos río pa abajo, como cosa de Dios había unos muchachos que venían de Costa Rica. Y así, se zumbaron y me quitaron a la mujer de encima. Que, si no, si esos muchachos no hubieran aparecido, nos habríamos ahogado. Nosotros buscando con una esperanza de llegar a la orilla y salir juntos.

Estuve en Nueva York como cuatro semanas, pero eso está demasiado lleno de gente. Así que acabas viendo a la misma gente, sabes, los venezolanos. Entonces, comenzaron a hacer cosas malas allá, así que empezaron a tratarnos a todos por igual. Algunos de nosotros hacemos las cosas bien, sabes, como, yo soy alguien que sigue las reglas. Así que decidí irme porque las cosas empezaban a ponerse feas allá. No había trabajo. No querían venezolanos y todo eso.

Alla en Nueva York, tienen una parte que tú vas y pides el pasaje, sabes, para no tener que estar más allí, y me dieron el pasaje a Denver.

Allí tampoco conseguí trabajo, me vi desesperado, y decía: "Bueno Diosito, guíame tu, por favor". Y empecé a ir de pueblo en pueblo desde Denver hasta aquí. Y duraba un día en un pueblo. Y preguntaba, bueno, "¿Hay trabajo?" Iba a otro. Y me decían: "No, no, no hay". Llegué hasta Aspen.

Oye, en realidad, me siento acompañado pues. Me siento que no estoy solo en esta lucha pues. Cuando estaba aquí solo, decía: "Diosito, estoy en esta montaña [pueblito] solo". Y muy poca gente habla español. Ahora, como empezó a aparecer más gente, ahora siento que no soy el único, ¿ves?

Ahorita, no sabes si vas a trabajar mañana o no vas a trabajar, si vas a poder trabajar o vas a estar una semana sin trabajar. Lo que le pido a Dios es que me ayude a enviarme a la gente adecuada y que me guíe. Y aunque nosotros estamos aquí sufriendo, los familiares pueden comer todos los días.

Lamentablemente, bueno aquí a veces nos pega la depre bastante. Bueno, queremos estar en nuestro país con tu familia, compartir, estar allí para los cumpleaños, una Navidad. Pero lo que importa, supongo, es que nos sentimos feliz porque de aquí podemos ayudarlos y que ellos estén estables allá.

Yo quisiera más adelante comprar unos traile, ingresar una compañía, ser mi propio jefe y bueno, poder viajar a diferentes lugares del país y llevar mercancías de algún tipo.

En realidad, no queremos ser una carga para el Estado. Mas bien, queremos poder aportar a la comunidad. Y, lamentablemente, ahora no tenemos los recursos. Pero queremos en más adelante, ser capaces de, bueno, agradecerlo y encontrar la manera de devolverlo.

Esta noticia fue traducido en Español por Convey Language Solutions.

Nota del editor: Edwin Jiménez ya no trabaja con Voces Unidas para representar a los inmigrantes recién llegados cuando se reúnen con las partes interesadas de la comunidad.

Halle Zander is a broadcast journalist and the afternoon anchor on Aspen Public Radio during "All Things Considered." Her work has been recognized by the Public Media Journalists Association, the Colorado Broadcasters Association, and the Society of Professional Journalists.
Eleanor is an award-winning journalist and "Morning Edition" anchor. She has reported on a wide range of topics in her community, including the impacts of federal immigration policies on local DACA recipients, creative efforts to solve the valley's affordable housing crisis, and hungry goats fighting climate change across the West through targeted grazing. Connecting with people from all walks of life and creating empathic spaces for them to tell their stories fuels her work.