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Alan Muñoz ayudó a desarrollar el Programa de Educación y Defensa de Líderes Cívicos (CLEAP, por sus siglas en inglés) con Voces Unidas, una organización latina sin fines de lucro con sede en Glenwood Springs, en 2023.
El programa en Ciudad de México enseña a los participantes sobre las políticas estadounidenses e internacionales que afectan directa e indirectamente a la migración. Los facilitadores también forman a los asistentes sobre cómo hablar con las personas con poder.
Voces Unidas invitó a participar a los beneficiarios del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). Los titulares de DACA fueron traídos a EE. UU. cuando eran niños y están temporalmente protegidos de la deportación.
Normalmente no se les permite viajar al extranjero, pero Muñoz ayudó a varios participantes con DACA a conseguir un permiso federal de viaje llamado "advance parole" (permiso anticipado de salida).
Muñoz, quien es beneficiario de DACA, experimentó una gran variedad de emociones al organizar el CLEAP en México el año pasado, ya que fue su primer regreso al país desde que tenía tres años.
Tras un lanzamiento exitoso, Voces Unidas organizó una segunda conferencia en mayo. Muñoz llegó antes y se trasladó al norte para visitar a su numerosa familia en el pequeño pueblo de Calvillo, Aguascalientes, en el centro de México.
En esta última entrega de una serie de tres partes, producida por Halle Zander, Muñoz regresa a Calvillo, se conecta por primera vez con muchos miembros de su familia y reflexiona sobre cómo CLEAP ha transformado su labor en los Estados Unidos.
Halle Zander: Alan Muñoz creció en Rifle, Colorado, con sus padres, que viajaron a EE. UU. cuando él tenía sólo tres años.
La pequeña ciudad estadounidense siempre ha sido su hogar, pero muchos miembros de su familia siguen viviendo en México, un país que nunca había visto de adulto.
Alan Muñoz: Volver a México siempre estuvo en mi lista de cosas por hacer, ¿supongo? Siempre imaginé volver a mi ciudad natal: Calvillo, Aguascalientes.
Gracias a un permiso federal de viaje llamado “advance parole” (permiso anticipado de salida), los titulares de DACA pueden volar internacionalmente durante un tiempo determinado, pero sólo con fines laborales, humanitarios o educativos.
Al ayudar a Voces Unidas a crear un programa educativo en la Ciudad de México, Muñoz dio a personas como él, con DACA, esa oportunidad.
El programa empezó en 2023, y cuando Muñoz tomó el vuelo, tuvo que equilibrar su carga de trabajo y sus emociones. Realmente no se dio cuenta hasta que bajó del avión en México.
Muñoz: Lo primero y más importante fue verlo todo en español. ¿Verdad? Creo que eso fue como la mayor toma de conciencia para mí: “Oh, vaya, estamos aquí”. Conducir del aeropuerto al hotel, fue ver la arquitectura y los paisajes de Ciudad de México, que, hasta ese momento, sólo había visto en fotos, en películas, en las redes sociales. Entonces fue cuando pensé: “Vale, estamos aquí”.
Zander: Muñoz se quedó en Ciudad de México todo el viaje, así que aunque estaba a pocas horas de su familia extensa, no llegó a verlos.No fue hasta la segunda ronda del programa, en mayo de este año, cuando Muñoz reservó un poco de tiempo extra para una visita de fin de semana. Viajó al norte, a Calvillo, para conocer por primera vez a muchos de sus tíos, tías y primos.
Muñoz: Son extraños para ti, pero tienes esta conexión con ellos - tías y tíos con los que me he conectado sólo a través de texto, Facetime, llamadas telefónicas tipo de cosas. Así que verlos en persona, poder darles un abrazo, creo que va a ser muy, muy emotivo, y lo único que nos va a importar en este momento es volver a conectar.
Zander: Pero no le dijo a la mayoría de ellos que iba a venir. Así que cuando su tío le recogió en el aeropuerto, fueron directamente al bar de su abuelo para darle una sorpresa.
Muñoz: Al principio no me reconoció. El abuelo, creo que tiene cataratas en los ojos, así que realmente no puede ver. Así que recuerdo que me senté frente a él en el bar y le dije: “Hola, ¿qué tal?”. Y él: “Bien, ¿cómo estás?”. Y entonces entró mi tío y me dijo: “¿Sabes quién es?”. Y mi abuelo estaba como, “No, ¿quién es?” “Es Alan.” Me dijo: “¿Eres tú, mijo? Ven aquí para que pueda darte un abrazo”.
Zander: Muñoz siguió encontrándose con miembros de su familia después de eso, poniéndose al día, conociéndose, y un viernes por la tarde, se reunieron todos en el estadio de béisbol de su tío. Había docenas de ellos que se reunían así todo el tiempo. Se imaginó cómo habría sido si se hubiera quedado allí, si hubiera crecido allí.
Muñoz: Así que fui mientras los adultos hablaban y comían. Tuve la oportunidad de ir sólo a escuchar cómo jugaban los niños, porque yo nunca llegué a jugar en ese campo, porque llegué a los tres años. Si me hubiera quedado en Calvillo, ése habría sido sin duda el campo en el que hubiera crecido jugando. Así que tuve la oportunidad de ver a mis primos pequeños, todos entre los 4 y 15 años.
Zander: Sentado a mi lado, Muñoz saca un vídeo que grabó mientras conducía por una carretera empedrada de Calvillo. Árboles con flores amarillas y rosas bordean las aceras. Las casas están adornadas con tejados de tejas de arcilla, marcos de ventanas dorados, rejas metálicas ornamentadas en los límites de la propiedad. Su tía le está explicando a Muñoz qué casas pertenecen a la familia ampliada.
Muñoz: Todas estas casas - es curioso. Llaman a esto la “Avenida de los Valenciano”, porque todos los tíos, todos los miembros de la familia viven en la misma calle. No me sentí como un extraño, aunque es la primera vez que conozco a muchos de mis primos y la primera vez que veo a muchos de los miembros de mi familia en más de 20 años y, obviamente, no recuerdo todos los aspectos de Calvillo, me sentí como en casa. Sentí que pertenecía, lo que a veces es muy difícil de hacer cuando creces en Estados Unidos como alguien que creció indocumentado, alguien que es latino, alguien que tiene la piel morena. Realmente no tienes la sensación de pertenecer.
Zander: Muñoz esperó durante décadas para tener estos momentos con su familia, por lo que se sintió profundamente conflictuado. De algún modo, todas las emociones se anulaban mutuamente.
Muñoz: Porque estaba contentísimo porque iba a ir. Pero también estaba triste porque iba solo. ¿Verdad? Me alegraba ver a mi familia, pero me enfadaba no haberlos visto en 20 años.
Zander: Pero no tuvo mucho tiempo para procesar nada de eso. Después de unos días de reconectar con varias generaciones, de ver la vida que podría haber tenido, Muñoz voló de vuelta a la Ciudad de México para dar la bienvenida a los participantes de su programa, muchos de los cuales eran beneficiarios de DACA como él, pero que veían México por primera vez como adultos. Tuvo que dejar a un lado sus sentimientos, complejos e irresueltos, y estar ahí para ellos.
Muñoz: Si se sienten abrumados, tienen un espacio para desahogarse; para expresar sus sentimientos. Pero también, por otro lado, conseguir que disfruten del espacio, del tiempo aquí, porque es limitado.
Zander: Intenta recordarles a todos que este lugar, aunque desconocido, sigue siendo su hogar.
Muñoz: Ustedes también pertenecen aquí tanto como pertenecen a Estados Unidos, tanto como aman a su comunidad en casa, también pertenecen a estos espacios de aquí.
Zander: Muñoz sentía esta dualidad, que era bienvenido en México y que pertenecía, y que Rifle seguía siendo su hogar.
Muñoz: Es donde crecí, donde está mi familia ahora. Es un lugar donde he podido crecer y convertirme en la persona que soy hoy. Calvillo: Visitarlo fue increíble, pero creo que mi vida está en Estados Unidos.
Zander: Al haber realizado este viaje en dos ocasiones, Muñoz tiene ahora en su haber dos entradas legales en Estados Unidos, donde fue inspeccionado y admitido en el país por la aduana, lo que es necesario para la mayoría de las solicitudes de permiso de residencia. Este es un gran beneficio de obtener el permiso de salida anticipada, porque el Tribunal de Apelaciones del 5.º Circuito de EE. UU. está considerando la legalidad de DACA en este momento. Los beneficiarios de DACA no tienen un camino claro hacia la ciudadanía.
Las principales formas en que Muñoz podría solicitar una tarjeta de residencia ahora serían si se casara, si fuera víctima de un delito o si obtuviera un visado de trabajo. Está intentando navegar por esas opciones ahora, pero la mayoría de esas vías no se aplican a él.
Muñoz: La verdad es que ahora mismo no quiero casarme. No me gustaría ser víctima de un delito. Y el empleo, bueno, es un tema muy complicado. Entonces, ¿hay una vía ahora mismo? Probablemente no. ¿Me preocupa? Claro. No tanto por mí, sino más bien por otros beneficiarios de DACA. Conozco a otras personas que no saben nada de su país de origen, y probablemente no hablen el idioma nativo.
Zander: Muñoz dice que mientras visitaba a su familia en Calvillo, se llevó a sus padres con él en espíritu, ya que no pudieron estar allí con él.Pero también les está llevando un poco de México a casa.
Muñoz: ¿Qué les voy a llevar de esos espacios? Es estar agradecido; quizá disfrutar el momento. Antes de volver a Ciudad de México, desayunamos con toda mi familia. Fue estupendo ver cómo todos interactuaban y cómo todos sabían qué hacer. “Oye, ¿necesitas más refresco? Oye, ¿te traigo más tortillas? ¡Eh!” Así que ese pedazo de simplemente vivir y disfrutar el momento. Dar un paso atrás, relajarse, respirar hondo y disfrutar del espacio en el que se encuentra uno.Nota del editor: Esta es la última historia de una serie de tres partes que documenta los viajes de los beneficiarios de DACA en México. Puede leer o escuchar las otras historias aquí.
Esta noticia fue traducido en Español por Convey Language Solutions.